Los familiares de las víctimas de Barrios Altos y la Cantuta han marcado su rechazo al indulto a Alberto Fujimori. (Perú21)
Los familiares de las víctimas de Barrios Altos y la Cantuta han marcado su rechazo al indulto a Alberto Fujimori. (Perú21)

En la noche del atentado terrorista en Tarata, desde el SIN y en coordinación con el Grupo Colina –miembros del SIE– se decidió una inmediata respuesta a la barbarie senderista. Se decidió secuestrar y eliminar a quienes en la Cantuta eran considerados sospechosos de pertenecer a Sendero Luminoso.
Hay que recordar que el SIN dependía directamente del presidente Fujimori, desde noviembre de 1991. El jefe de la DINTE (Inteligencia del Ejército) era el general Juan Rivero Lazo. Aprobado el operativo, el general Hermoza Ríos, comandante general del EP, le comunicó al general Pérez Documet, responsable de la seguridad de la zona Este de Lima (comprendía la Cantuta), que apoyara el operativo que realizarían los miembros del SIE en esa universidad.

El que vino a conversar con Documet, por encargo de Rivero, fue el capitán Martín Rivas, quien informó que querían interrogar a ciertos estudiantes. Le solicitó que hiciera un cerco en la universidad para que nadie escapara y, lo más importante, que les ‘prestara’ para el operativo al teniente Portela (miembro de las Fuerzas Especiales que lideraba Documet) porque dicho teniente, infiltrado antes, conocía a los sospechosos.

Los nueve estudiantes y el profesor fueron secuestrados y “eliminados”. Asustado, el teniente Portela informó al jefe de su unidad lo que había pasado y este se lo dice al general Documet. Quedó al descubierto el general Rivero por el tipo de operativo decidido por el SIN-SIE. Se quiso aislar a Portela de su contacto cotidiano con su unidad, pero no fue posible.

Se buscaba enterrar los cadáveres en el interior del cuartel de la División de Fuerzas Especiales, lo que fue rechazado, e inició el fallido intento de encubrir el múltiple asesinato. El resto es historia conocida.