CVR: tarea inconclusa. (Foto: USI)
CVR: tarea inconclusa. (Foto: USI)

El 28 de agosto de 2003, el doctor Salomón Lerner Febres, presidente de la CVR, entregó al entonces presidente Toledo, en una ceremonia en el Palacio de Gobierno, el informe final del trabajo encargado por el presidente Valentín Paniagua, quien tuvo la audaz decisión de crear la CVR.

Fueron nueve volúmenes donde se consignó el trabajo de numerosos profesionales que cumplieron la tarea de encontrar, lo más cerca de la verdad, lo sucedido durante los años 1980-2000 en la guerra contra la subversión terrorista. Una red de comités al interior del país se encargó de recoger la información de lo sucedido en su zona, contando con el testimonio de 17 mil familiares de víctimas.

El informe final generó controversias múltiples, ya que en un conflicto armado interno y ultraideologizado, era imposible encontrar un relato aceptado unánimemente. Más aún, como dice Sun Tzu en El arte de la guerra, el engaño al enemigo es fundamental. En nuestro caso, el engaño a la población también. Así, senderistas disfrazados de policías asesinaron a más de 100 campesinos en la matanza de julio de 1984 en el distrito de Soras en Ayacucho.

Pero la tarea de encontrar a los “desaparecidos” (sitios de entierro-fosas) continúa pendiente. El dolor de los familiares es doble, porque no le pueden dar su sepultura. La CVR estimó en 8 mil los desaparecidos y 4,644 sitios de entierro-fosas. Continuando el trabajo de la antropología forense, profesionales de la Fiscalía y otros, según la Comisión de Derechos Humanos-COMISEDH, alcanzan ya a 15,700 los desaparecidos. El propio Estado reconoce más de 12 mil.

Se han exhumado 2,064 cuerpos, un 13% del total en el país. Cerca de la mitad se han identificado (ADN) y entregado a sus familiares. A este ritmo se calcula que en 80 años terminaría la penosa tarea.

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