Martín Vizcarra (PikoTamashiro/GEC)
Martín Vizcarra (PikoTamashiro/GEC)

Parecía que había optado por dejar pasar, dejando hacer el plan de recomposición del fujiaprismo en el Congreso. Sin embargo, fue el blindaje al fiscal Pedro Chávarry, sumado al archivamiento sin mayor discusión de la propuesta del Ejecutivo respecto a la maltratada inmunidad parlamentaria, lo que hizo salir al presidente Vizcarra de su letargo.

Con un bien elaborado discurso en un escenario imponente que sumaba al gabinete en pleno un grupo de gobernadores, Vizcarra hizo su reaparición al estilo del 28 de julio de 2018. Es verdad que el discurso no fue nada conciliador, pero la ocasión lo exigía. Algo así como “hasta acá nomás te aguanto” junto al “qué te has creído”. Y vino la amenazante cuestión de confianza, recibida con aplausos por la mayoría del país.

En el documento presentado por Salvador del Solar ante el Congreso se precisa qué aspectos de cada una de las cinco propuestas deberían respetarse por considerarse “esenciales”, ya que en caso contrario se haría uso de la cuestión de confianza. Pero una de ellas es la decisiva. Ahí se dice: … reformar la Constitución para que el levantamiento de la inmunidad de los congresistas corra a cargo de un organismo ajeno al Congreso.

En las otras cuatro, siendo importantes también, no tienen la exigente precisión de la arriba señalada, absolutamente contraria al acuerdo tomado por la Comisión de Constitución en la sesión que mandó al archivo la propuesta del Ejecutivo. Como se aprecia, no es negociable. Es el punto de quiebre.

Durante el próximo pleno, probablemente escuchemos los gritos y la desencajada cara de la congresista Bartra, cuando Daniel Salaverry, desde la presidencia, le apague el sonido a su micro. Los fujimoristas pierden votos.

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