El presidente Xi Jinping se reunirá finales de noviembre con Donald Trump para lograr poner fin a las tensiones comerciales entre EE.UU. y China. (Foto: AP)
El presidente Xi Jinping se reunirá finales de noviembre con Donald Trump para lograr poner fin a las tensiones comerciales entre EE.UU. y China. (Foto: AP)

Después de la condena al ex presidente Alberto Fujimori (2007), sus desalentados seguidores abiertamente calificaban como “proterrucos” a los miembros de los organismos de derechos humanos. En los últimos tiempos, el verbo “terruquear” a los sectores de izquierda fue empleado en todos sus tiempos y modalidades como forma de desprestigiarlos en el debate político. Después, con el mismo objetivo, pero ampliando el espectro, se empezó a calificarlos como “rojos” y en un extremo hasta “rojetes”.

Me llamó la atención que en dos programas de la TV, representantes del mismo sector han empleado el término ‘neocomunismo’. En un principio creí entender que se referían al partido comunista chino por ser el novedoso impulsor de una llamada ‘economía socialista de mercado’, que ha logrado un crecimiento asombroso de su economía. Y que su actual líder, el reelecto presidente Xi Jinping, es a la vez el presidente del partido comunista.

Con sorpresa, sin embargo, tomé conciencia de que así se buscaba descalificar a ciertos altos funcionarios, congresistas, intelectuales, periodistas, etc., que, según algunos, son los interesados en destruir nuestro régimen político. Otros, exaltados, hablan de un golpe de Estado.

Así, en el programa Agenda política del domingo pasado, el presidente de la Confiep dejó claras sus sospechas acerca del ‘neocomunismo’ en ciernes y su amenaza a la democracia. También, en el programa Rey con Barba, ya incorporados Phillips Butters y Francisco Tudela –ex candidato a vicepresidente de Fujimori en el 2000–, este enseñaba a los otros a saber diferenciar al neocomunismo ‘pasivo’ del ‘activo’. ¡Se viene la marea negra!