Muchas veces asumimos hechos como obvios. Uno es la estabilidad monetaria, resultado al que a veces no damos el mérito real. El concepto se refiere al control de la inflación por parte del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). En los años 80, los aumentos casi diarios de los precios eran algo normal. En 1990, el incremento llegó a 7,650% solo ese año. Hoy, la cifra promedio de los últimos años no llega a 3% anual.

Lograrlo fue difícil. Una de las reformas clave fue independizar al BCRP de las presiones que recibía del Poder Ejecutivo. Eso se mantiene. Además, desde 2002 se estableció un objetivo único: la estabilidad monetaria, entendida como una meta anual de inflación de 2.5% +/- 1%, es decir entre 1.5% y 3.5% al año. En 2007 se ajustó la meta a 2% anual +/- 1%. El sistema se denomina “metas explícitas de inflación” o inflation targeting. Si revisamos en cualquier país la relación entre estabilidad monetaria y crecimiento económico, esta es clara: a mayor estabilidad, mayor crecimiento.

¿Todos los bancos centrales del mundo tienen los mismos sistemas y metas? No. Por ejemplo, el de EE.UU., llamado sistema de Reserva Federal (FED), no tiene una meta explícita de inflación ni un objetivo único, pues se le dan hasta tres metas: estabilidad monetaria (sin meta numérica), crecimiento económico y pleno empleo.

El BCRP es autónomo porque no puede prestarle dinero al Poder Ejecutivo, ni entregar dinero a entidades de fomento o establecer distintos tipos de cambio. Las tres eran características de los 80 que terminaron en hiperinflación. La autonomía le otorga al BCRP libertad para establecer su política monetaria sin presiones del Ejecutivo. Y eso ha sido respetado por todos los presidentes de los últimos 30 años.

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