Pobreza
Pobreza

Desde que el INEI publicó el informe sobre la pobreza y encontró que en 2017 esta había subido a 21.7% de la población, se ha escrito mucho de la importancia del crecimiento económico para reducirla. Sin embargo, la caída de la pobreza también es clave para el crecimiento; es decir, la relación va en los dos sentidos.

Si sabemos que los pobres suelen tener bajos niveles de educación y que trabajan en pequeñas empresas del sector informal, es presumible que su productividad sea baja y es esto lo que explica sus bajos ingresos. Trabajan mucho para sostener a sus familias, pero ganan muy poco.

La productividad es hacer más con lo mismo. A largo plazo, el crecimiento se explica por los niveles de productividad. Y eso pasa por mejor educación, salud, capacitación, etc. El mayor capital humano sostiene el crecimiento futuro. De ahí que sociedades con amplios bolsones de pobreza no pueden lograr crecimientos sostenidos. Por esto, reducir la pobreza de hoy sostiene el crecimiento de mañana.

En caso contrario, el crecimiento no es sostenible. Es probable que el aumento de la pobreza de 2017 de 375,000 personas esté compuesto por quienes salieron de la pobreza con el crecimiento, pero volvieron a caer apenas se desaceleró la economía. Eran vulnerables. Y lo son. La razón está en los bajos niveles de capital humano, que les impide ser más productivos.

No es que no quieran trabajar. Todo lo contrario. El problema es que solo son demandados para empleos de bajos ingresos, sin seguros ni beneficios sociales. Elevar la productividad para romper el círculo vicioso de la pobreza es la llave. El crecimiento reduce la pobreza, pero también la disminución de la pobreza permite el crecimiento de mañana. Ese es el círculo virtuoso.

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