Los envíos fueron impulsados por el sector textil y agro. (Foto: AFP)
Los envíos fueron impulsados por el sector textil y agro. (Foto: AFP)

La economía peruana depende del comportamiento de la economía mundial. Perú solo produce 0.34% de lo que el mundo produce, mientras que China el 17.3%, EE.UU. el 15.5% y la eurozona el 12.2%. Los tres son las locomotoras de la economía global. El problema es que están en desaceleración. Eso significa que es más complicado que Perú crezca cuando las locomotoras se mueven menos.

La conexión va por nuestras exportaciones. Perú es rico en metales y el principal comprador es China. Hace 7 años, el gigante crecía más de 10% al año; ahora lo hace a 6%. Esto significa que compra menos cobre. Esto ocurre porque para China el cobre es un insumo para hacer tecnología y otros bienes. Pero como EE.UU. y Europa están sobreendeudados, compran menos a China y por ello China nos compra menos metales.

A esto se agrega la guerra comercial entre EE.UU. y China. Cada uno es el principal mercado de destino del otro. Las barreras arancelarias que hay entre ambos originan que comercien menos entre ellos y como resultado la economía mundial crece menos.

A grandes rasgos ese es el panorama. Si en esas circunstancias aparece un proyecto minero en el Perú, debe intentarse por todos los medios democráticos que salga adelante. Lo contrario sería condenar a la pobreza a los mismos ciudadanos que se oponen. Entiendo que hay muchas variables más a considerar, pero la solución no es que no vaya el proyecto. Una lección que deja la historia económica es que los países no son ricos por lo que tienen, sino por cómo usan sus recursos. Es la oportunidad de oro (o de cobre) para que ese proyecto gatille la venida de mayor inversión extranjera.

No es un tema ideológico. Es un tema relacionado con la reducción de la pobreza y desigualdad.

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