Combustibles
Combustibles

El aumento en el impuesto al combustible subirá el precio del transporte y por ende de alimentos, entre otros. ¿Por qué se colocó? ¿Era el momento? En primer lugar, el petróleo, insumo para el combustible, ha crecido 20% en lo que va del año. Atrás quedaron los momentos cuando el precio del barril fluctuaba entre 35 y 40 dólares, como ocurrió entre 2014 y 2016. En adelante, la tendencia ha sido clara hacia arriba y ahora se está en 80 dólares. Solo este factor hubiera ocasionado el aumento del combustible. Si en esas circunstancias suben el impuesto, pues el efecto es peor y no solo eso, sino que la población identifica el aumento con el impuesto y no con el precio del petróleo.

Entonces, tiene que haber existido una urgencia para elevarlo. El Gobierno enfrenta un déficit fiscal grande; es decir, los gastos públicos son mayores que los ingresos. Como políticamente es difícil bajar los gastos, se recurre a lo más fácil, que es subir impuestos a los combustibles.

¿Qué podemos pensar los ciudadanos si al mismo tiempo, entidades como el Congreso, compran televisores y otros bienes? Aumentan el gasto cuando necesitamos más que nunca reducirlo. ¿Es válido decir que ya estaba presupuestado? No. Imagine, estimado lector, que presupuestó un gasto para el siguiente mes. Si no puede hacerlo, porque hay temas más urgentes, entonces lo posterga. ¿Cuál es el problema?

La desconexión del Congreso y la clase política con la población es alarmante. Y lo que es increíble es que ahí todos están de acuerdo “porque estaba presupuestado” y porque tienen que ver noticias. ¿No pueden hacerlo por Internet? La verdad es que los ciudadanos tenemos que ajustar nuestros gastos para asumir el impuesto, mientras otros parecen no estar enterados.

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