crecimiento económico
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Crecer es producir más. En febrero, la economía peruana creció 2.09%, lo que quiere decir que si comparamos febrero de 2019 con febrero de 2018, se produjo 2.09% más. ¿Es buena o mala la cifra? En primer lugar, así como una golondrina no hace verano, la cifra de un mes es insuficiente para llegar a una conclusión. En economía lo que importa es la tendencia y sostenibilidad, más que el resultado de un mes. Lección: nunca ver una cifra aislada.

Segundo, el crecimiento puede impactar en el bienestar por dos caminos. Por un lado, crecer lleva a elevar la recaudación tributaria y el dinero que el Gobierno tiene para gastar. El impacto en la calidad de vida dependerá de cómo se usen esos recursos. Si se usan mal o son apropiados por la corrupción, el crecimiento no se reflejará en el bienestar.

Por otro lado, el crecimiento puede crear empleo, pero depende de qué sectores lo lideran. Si son sectores que para producir requieren comprar o alquilar máquinas y no contratar personas, el crecimiento no se reflejará en mayor empleo. En 2017 la economía creció 2.5% y el empleo formal cayó 2.8%. Lección: no siempre el crecimiento da mayor calidad de vida en la misma proporción.

Tercero, en Perú las etapas de alto crecimiento se asocian a un entorno económico externo favorable. Los nexos son los altos precios de materias primas (en especial, metales) y tasas de interés internacionales bajas.

Lección: disciplina macroeconómica + entorno económico externo favorable = alto crecimiento. En cuarto lugar, crecer no es igual a desarrollar. Una economía necesita crecer para desarrollar, pero también puede crecer sin desarrollar. La meta siempre debe ser el desarrollo, concepto asociado con la calidad de vida de la población y no solo con la producción.

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