El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) autorizó la transferencia. (Foto: USI)
El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) autorizó la transferencia. (Foto: USI)

Si revisamos las cifras de la economía peruana, no estamos mal. Crecimiento económico esperado de 4% este año, inflación dentro del rango meta del banco central, déficit fiscal en una trayectoria de reducción hacia 2021, tipo de cambio relativamente estable, etc. Sin embargo, cuando volteamos a ver la realidad política, la percepción cambia. Instituciones como el PJ, Congreso y líderes políticos son percibidos como ineficientes y corruptos.
¿Pueden coexistir buenos indicadores macroeconómicos con mala política?

En el corto plazo es posible, pero en el mediano plazo, los conflictos políticos retraen la inversión privada, que es clave para el crecimiento. Lo que pasa es que la economía existe dentro de una realidad política e institucional determinada. Si esta última no es estable, predecible y con respeto por el Estado de derecho, entonces, los inversionistas pequeños, medianos y grandes postergarán sus decisiones de inversión. La incertidumbre y la baja predictibilidad son veneno para la economía.

La pregunta no es cuánto crecemos, sino cuánto creceríamos si es que no existiera ruido político. No tenemos estimados, pero sí es posible afirmar que los países con mejores instituciones políticas son los que más crecen y desarrollan.

En segundo lugar, puede coexistir una excelente macroeconomía con una deficiente microeconomía, en el sentido de que las buenas cifras no llegan al ciudadano de a pie; estamos bien en las grandes cifras, pero no en el bienestar del ciudadano. Esto ocurre porque no se hacen las reformas para que ocurra; sectores como salud, educación y provisión de servicios básicos, entre otros, deben reformarse, pero para ello se requiere una comunión entre el Ejecutivo y el Legislativo. En los últimos meses, ¿ha escuchado alguna propuesta de fondo en los sectores mencionados? Yo tampoco.

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