Así que, queridos extraterrestres, si vienen a destruir a la especie humana, no deben esmerarse pues nosotros estamos haciendo muy bien el trabajo, pero a nuestro ritmo. Ahora que estamos globalizados, también estamos acelerando nuestra propia destrucción con la contaminación de gases tóxicos, las guerras (hay muchas civiles, pero ahí tienen una como las de antaño: la de Putin contra Ucrania); la estupidización humana a través de las redes sociales superficiales en contenido y profundas en agresividad; el consumismo y el comunismo (se parecen las palabras, ¿no?, ¡hasta para eso somos ingeniosos!) y para volver al pasado tribalizándonos mientras nos globalizamos (por género, raza, religión, etnicidad, etc., cuestión que ahora en muchas partes se quiere estampar en constituciones).