Nicolás Maduro anunció que rompe relaciones con Colombia. (AFP)
Nicolás Maduro anunció que rompe relaciones con Colombia. (AFP)

La situación de Cuba, de Nicaragua y en especial de Venezuela debería ser la lección definitiva para cierta izquierda latinoamericana que hasta hoy se define como democrática, pero no termina de dar el paso de condenar a las dictaduras que se autoproclaman “socialistas” como sí lo hacen contra las de derecha y contra el “imperialismo yanqui”. No obstante, callan contra los imperialismos de Rusia (soviética o de Putin), el de la propia Cuba (enviando tropas a Angola, Etiopía, Congo, Panamá, Venezuela, Nicaragua y de nuevo Venezuela).

Se está contra todo tipo de imperialismo o no, pero el antiimperialismo selectivo es hipocresía. O estamos a favor de intervenciones humanitarias en Gaza, Somalia por la hambruna y la ex Yugoslavia de los genocidios, o no estamos a favor de ninguna.

Aprendamos de uno de los gobiernos más izquierdistas de la actual Europa, conformado por una coalición del Partido Socialista junto al Partido Comunista y al Bloque de Izquierdas que reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela el 4 de febrero. Y aplaudamos a los gobiernos socialistas canadiense, sueco, español, australiano, etc. Pero hay una cierta izquierda irredimible que no puede deslastrarse, incluso, de un régimen militarista, mafioso y obviamente ilegítimo solo porque “EE.UU. interviene” (no importa la presencia cubana) y que no acepta urgente ayuda humanitaria.

Podemos de Pablo Iglesias llamó insensato al presidente español de su propia coalición de gobierno por reconocer a Guaidó; López Obrador nunca llamó “dictadura” a la tiranía de Maduro. Ni lo hicieron Mujica de Uruguay, ni el kirchnerismo, ni los partidos de izquierda peruanos de Verónika Mendoza, Marco Arana, Gregorio Santos y otros en Perú, etc.
Escuchemos qué callan y sabremos quiénes son.

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