John McCain fue una de las voces más activas en Washington en favor de la normalización de las relaciones con el gobierno comunista de Vietnam. (Foto: Reuters)
John McCain fue una de las voces más activas en Washington en favor de la normalización de las relaciones con el gobierno comunista de Vietnam. (Foto: Reuters)

Hace una semana falleció el senador estadounidense John McCain, uno de los pocos políticos con ‘p’ mayúscula que quedaban en su país y en el mundo, porque tomaba decisiones en función de sus convicciones y lideró varios acuerdos para que demócratas y republicanos pudieran aprobar leyes en un sistema bipartidista cada vez más polarizado y en el cual se ha vuelto casi imposible llegar a compromisos. Por la característica de McCain, del voto de conciencia, lo apodaban ‘Maverick’, en español ‘inconformista’ o ‘disidente’.

El ex piloto de la guerra de Vietnam, que rescató a otro piloto de la explosión de una bomba y quedó herido, sufrió torturas como rehén en manos de los comunistas norvietnamitas. Decidió ingresar a la política en 1981 y, a partir de 1986, fue senador reelecto hasta su reciente partida del mundo material.

Coincidió con casi toda la política exterior de los gobiernos republicanos, pero tenía alma demócrata en sus posturas sobre el medio ambiente y la unión civil de parejas del mismo sexo (aunque no matrimonio). Además, fue un acérrimo rival de Donald Trump, hasta que el cáncer lo postró en cama, pero no sin antes provocarle una derrota en el Senado por un voto dirimente, cuando el ‘Maverick’ salió del hospital –recién operado– para impedir que sus compañeros republicanos revocaran la reforma de salud de Obama, no por considerarla un buen seguro de salud, sino porque dejaría a 20 millones de ciudadanos desprotegidos sin otro proyecto mejor.

Las historias del coraje y el sacrificio de McCain por su país, relatadas por centenares de políticos del mundo y de EE.UU., y la profunda aversión que sentía por él Trump, confirman la calidad de este gran ser humano.

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