Benjamin Netanyahu nació hace 69 años en el seno de una familia sionista y secular en Tel Aviv. (Foto: AFP)
Benjamin Netanyahu nació hace 69 años en el seno de una familia sionista y secular en Tel Aviv. (Foto: AFP)

La democracia israelí es vibrante y se mantiene robusta a pesar de que la semana pasada advertí que Netanyahu, en mi opinión, es un peligro para ella por ser populista.

Por otro lado, en Israel existe una ejemplar separación de poderes. Muestra de ello es que Netanyahu está en jaque tras una reciente imputación de la fiscalía general por corrupción, y un tribunal podría sacarlo del poder en caso de hallarlo culpable. Además, previo a las elecciones, la Corte Suprema descalificó al parlamentario ultranacionalista Michael Ben-Ari por incitación contra los árabes.

A continuación, algunas figuras interesantes de un parlamento pluralista:
Dos de los partidos representan a los árabes israelíes y, en uno de ellos, el parlamentario judío Ofer Cassif aboga por las demandas de esa minoría. Por el partido árabe, la joven Heba Yazbak ha prometido luchar por los problemas cotidianos de su minoría, como la pobreza, la violencia doméstica, la adicción a las drogas y el mayor acceso a empleos. Por el partido de Benny Gantz, principal oponente a Netanyahu, entró al parlamento la primera mujer drusa en la historia de Israel: Gaider Mreeh. Los drusos son una minoría religiosa que habita en Siria, Líbano, Jordania e Israel y se sienten patriotas de la nación a la que pertenecen. Los drusos israelíes cumplen el servicio militar y participan en política (Perú tuvo un embajador druso israelí, Walid Mansour, entre 2005 y 2009).

Los parlamentarios de dos partidos religiosos tendrán que convivir con feministas y con tres congresistas que defienden a la comunidad LGTB.
Con sólidos medios de comunicación, un poder judicial imparcial y una oposición variopinta, más que nunca, no le será fácil a Netanyahu usar su poder para debilitar la aún robusta democracia israelí.

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