En la foto, un manifestante discute con policías como muestra de oposición a sus acciones. (Foto: AFP)
En la foto, un manifestante discute con policías como muestra de oposición a sus acciones. (Foto: AFP)

Hong Kong es una región de China poblada por más de siete millones de personas que, luego de más de un siglo de dominio del imperio británico, pasó a manos del régimen chino, en 1997, tras una larga negociación con Reino Unido y bajo la condición de respetar un statu quo: “un país, dos sistemas”.

Este acuerdo implica que el régimen chino debe dar un trato específico a Hong Kong como “región administrativa especial” diferente al del resto de sus provincias controladas totalitariamente. Por eso, los hongkoneses disfrutan de un sistema de libertad con separación de poderes y un consejo legislativo para gobernar su región. China y Reino Unido concertaron una Ley Básica, estableciendo el derecho a la democracia de Hong Kong por 50 años sin injerencia de Pekín, pero esta no ha sido respetada por China, que introdujo en 2014 una reforma electoral para controlar la autonomía hongkonesa. Ello provocó la Revolución de los Paraguas (manifestaciones masivas) y, recientemente, un proyecto de ley de extradición propuesto por la jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, que ha sido la causa de las recientes protestas.

Para los activistas demócratas, sobre todo, aquellos que quieren independizarse de China, la ley de extradición es interpretada como un truco para que ellos puedan ser juzgados por sedición en tribunales chinos, cuestión que implica posibles torturas o asesinatos en sus cárceles. Lam se vio forzada a retirar la propuesta de extradición, pero las manifestaciones continúan porque la mayoría de los habitantes de Hong Kong rechaza la cada vez más invasiva intromisión china en sus asuntos y exigen leyes que garanticen su total autonomía de la gran potencia que intenta engullirlos.
A Ching Kong se le atravesó Hong Kong.

TAGS RELACIONADOS