El cómo de Cuomo (I). (Foto: REUTERS/Mike Segar).
El cómo de Cuomo (I). (Foto: REUTERS/Mike Segar).

El estado de New York ha sido la región más golpeada del planeta por el COVID-19. Con más de 300 mil contagiados hasta la fecha y una escalofriante cifra que supera los 26 mil muertos, la proyección de los científicos en ese lugar era dantesca, pero nadie contaba con el eficiente y carismático liderazgo del gobernador Andrew Cuomo para detener el avance de casos y reducir las cifras mortales.

Desde el comienzo de la pandemia, Cuomo se apuró en exigir a sus gobernados que tomen distancia social, lo que se tradujo en el cierre de establecimientos comerciales, con excepción de tiendas de alimentos, medicinas y otros servicios básicos. No hay un confinamiento total, pues las personas pueden ir a lugares públicos al aire libre y a parques a caminar, trotar, patinar, etc., siempre manteniendo distancia entre unos y otros. Cuomo también coordinó sus políticas con los gobernadores de los estados vecinos de Connecticut y New Jersey, para evitar que al pasar de un estado a otro, las personas se expusieran al virus.

Con un discurso racional y emocional, Cuomo convenció a neoyorquinos y ciudadanos de otros estados a adoptar medidas de prevención higiénicas y de conducta, sin coerción y, por si fuera poco, sin pelearse directamente con Trump. Logró que el irresponsable presidente diera instrucciones similares para todo el país y que el gobierno central provea de insumos médicos a los estados, para que estos se encargaran de cumplir su rol con el sistema hospitalario y de beneficencia social.

Todo lo anterior luce lógico y no diferente a lo que se hace en otras partes del mundo, pero Cuomo tiene un cómo que lo condujo a que ya se pueda pensar en la reapertura de la economía del estado. La próxima semana lo veremos…

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