(Foto: AFP)
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En Estados Unidos hay un presidente egocéntrico y populista de derecha y unas primarias del partido demócrata comenzó con más de 20 candidatos, algunos, populistas de izquierda.

En España, el partido socialista de Sánchez formó gobierno de coalición con la izquierda desfasada populista de Podemos y de otros partidos menores que se enfrenta a una oposición feroz en el parlamento de los populistas nacionalistas y retrógrados de VOX.

En Israel, vuelve a intentar ganar las elecciones el populista Netanyahu (¡Sí, el que logro un acuerdo “histérico” de paz con Trump y sin representantes palestinos!), mientras como le tocó a su mentor de EEUU, se enfrenta a la justicia por casos de corrupción.

En Italia hubo por varios meses un gobierno de dos “cabezas” formado por dos agrupaciones extremistas: la Liga del Norte, de derecha, y el Movimiento de las Cinco Estrellas, de izquierda, los unos cuestionando su relación con la Unión Europea por nacionalismo y los otros por “el pueblo”. Ese gobierno fue sustituido por uno más moderado, pero no sabemos cuál será el resultado de las futuras elecciones en donde el populismo gana terreno.

En Reino Unido Boris Johnson, el “Trump inglés” (por su comportamiento errático y su incontinencia verbal) ya concretó el Brexit y está por verse y hasta en Francia, en donde Macron parecía encaminado a gobernar con tranquilidad y aplicar reformas que pondrían a su país a la vanguardia de las exigencias de la globalización, tuvo que poner freno a sus políticas ante la deslumbrante protesta de los “chalecos amarillos” y ahora, las huelgas por reformas salariales.

¿Cómo reinventamos la democracia para que los efectos de la globalización no la vuelvan en sistemas populistas ni autodestructivas?