Osmán Morote dejó la prisión (Mario Zapata/Perú21)
Osmán Morote dejó la prisión (Mario Zapata/Perú21)

La excarcelación el 20 de abril de Osmán Morote, Nº 2 de Sendero Luminoso (SL), y Margot Liendo, también miembro de la cúpula del sanguinario movimiento terrorista, indignó al país, que recuerda la barbarie de los 80 y 90; atentados en ciudades y matanzas en zonas rurales. Fuera de las diferencias entre el Ministerio Público y el Poder Judicial, los terroristas deberían tener cadena perpetua. En algunos países hubieran tenido pena de muerte, pero aquí han cumplido su condena. La excarcelación es legal, pero la apología del terrorismo no. No se ha escuchado una sola palabra de arrepentimiento. Tampoco se ve a la izquierda en marchas o lavando banderas.

La fecha coincide paradójicamente con el 21/03/97 (21° aniversario de la gesta heroica y liberación de 72 rehenes de la casa del embajador de Japón, tras 126 días), la operación Chavín de Huántar, considerada por el mundo uno de los más exitosos rescates de la historia militar.

Increíblemente, tras 26 años del atentado en Tarata, aún no hay sentencia. Esta devolvería a los terroristas a la cárcel. En el ínterin, los vecinos de zonas habitadas por terroristas reclaman y crece la seguridad contra “terroristas” liberados en perjuicio de la “demanda” de seguridad ciudadana.

En tanto, Movadef, brazo de SL (que apostó por la lucha armada y de clases), busca insertarse en una democracia en la que no cree y que SL quiso destruir con bombas. Ahora llaman Talleres Populares a los centros de adoctrinamiento.

El Perú sigue amenazado por terroristas que se reorganizan y aprovechan el paso del tiempo, el débil sistema de justicia y la indiferencia de los jóvenes que ni siquiera tenían en textos escolares datos sobre SL o el MRTA. Morote, Iparraguirre o Abimael podrían ser poetas, cineastas o cantantes de reggaetón.

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