Del Solar renunció al Ministerio de Cultura en 2017 luego del indulto que otorgó PPK a Alberto Fujimori. (Hugo Pérez/GEC)
Del Solar renunció al Ministerio de Cultura en 2017 luego del indulto que otorgó PPK a Alberto Fujimori. (Hugo Pérez/GEC)

En las últimas semanas, el presidente sufrió caídas consecutivas en su aprobación, la última descendió hasta el 56% por el superfluo viaje a España cuando el país sufría embates de la naturaleza. Esto aceleró el cambio del gabinete, que también trastabilló con el cuestionamiento al manejo financiero de la campaña de PPK. El gabinete no sostuvo al presidente en su ausencia y tampoco se destacaron logros en una gestión que se fue sin legado.

Vizcarra ha mantenido su popularidad con dos temas. La lucha contra la corrupción y la no reelección de congresistas, que se reflejaría en su propia imposibilidad de reelegirse.

La economía parece crecer en piloto automático y el 4% es insuficiente. No hay medidas concretas y se aprecia la debilidad del Ejecutivo ante las movilizaciones sociales. Los retos de Salvador –que antes apoyó a Mendoza y a Villarán, y renunció como ministro de PPK por el indulto a Fujimori– son inmensos. Deberá manejar sus temas con el fujimorismo. Se le considera un anti y ojalá pueda aprovechar que ha encontrado un Congreso más débil y con mejor disposición al diálogo. A mitad del mandato, lo que no se haga ahora difícilmente se logrará cuando se acerque el periodo pre electoral.

Vizcarra, sin partido y sin bancada, necesita un buen Consejo de Ministros y no solo pensar en encuestas. El nuevo gabinete muestra pocos rostros con experiencia política (salvo Bruce, Montenegro y algún otro). Ha prevalecido la paridad de género, pero esta debe ir acompañada de gestión. El premier tiene aspiraciones políticas mayores, es un buen comunicador, pero aquí se requerirá más que eso; será necesario gestionar y articular. Para bien o para mal, ello tendría consecuencias en su futuro político.

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