Imposible dejar de hablar de fútbol estos días. Ciertamente para los futboleros, y en estas épocas todos pretenden serlo, estar cerca del Mundial tras 36 años y 8 mundiales no es poca cosa. Tuve la suerte de presenciar una generación importante de futbolistas, desde ‘Chumpi’ a Uribe. Fuimos a tres mundiales: 70, 78 y 82, y pudieron ser 5, pero en el 74 Chile nos eliminó en repechaje (en Montevideo) cuando creíamos ser favoritos. Y en el 85 quedamos fuera de México 86 cuando Argentina nos empata en el Monumental a 8 minutos del final.
Muchas veces, Perú ha quedado eliminado sin fortuna. Esta vez, más allá de los innegables atributos del proceso Gareca –que hoy reúne más que individualidades, con un equipo de 20 jugadores–, se han dado las cosas a nuestro favor. Sorprendentemente, Venezuela le gana al local Paraguay, Brasil clasifica goleando a Chile y Perú pasa al repechaje por diferencia de goles; con un gol de Guerrero en tiro indirecto, que Ospina (arquero colombiano) convalida tocando la pelota (la “mano de Dios”).
Curiosamente, también ganamos puntos (3) junto a Chile (2) en mesa por reclamo en los partidos ante Bolivia. Ese punto de más permite hoy ir a repechaje; mientras que la generación dorada chilena queda eliminada.
No recuerdo unas clasificatorias sudamericanas tan intensas y ajustadas, definidas en los últimos minutos de la última fecha y en partidos simultáneos.
Decir que hubo “arreglos” entre Colombia y Perú es inexacto, jugaron a forro 90 minutos, en descuentos como ocurre en muchos partidos, los equipos dejaron transcurrir el tiempo esperando conservar el resultado que les convenía.
El Perú está contento, Gamarra vende más camisetas, otros cervezas, televisores o maní. El mejor ánimo alienta el consumo y pocos recuerdan que Meche irá a pedir confianza al Congreso y que Keiko asistirá a comisión Lava Jato.