Keiko Fujimori, de rozar el sillón presidencial a dormir en la cárcel (EFE)
Keiko Fujimori, de rozar el sillón presidencial a dormir en la cárcel (EFE)

El fujimorismo, ad portas de llegar a la presidencia en 2011 y 2016, está en severa crisis. El líder histórico está internado, tras haberse anulado el indulto. Keiko “la heredera” creó el keikismo, y tras cisma con Kenji y el fujimorismo tradicional, purga prisión preventiva por 36 meses tras una discutible resolución del juez Concepción Carhuancho.

Los congresistas de Fuerza Popular (FP) empiezan a marcar distancia. Renunciaron Petrozzi, Noceda, Vilcatoma y otros. Salaverry pidió licencia temporal, un grupo de congresistas se reunió con Vizcarra, y algunos son colaboradores eficaces o testigos protegidos. José Chlimper renunció como secretario general. En un futuro cercano, puede que FP sufra un desbande en tanto las expectativas electorales a 2021 mengüen. No lograrían la misma representación congresal.

La situación de Keiko es un fuerte golpe y una lección ante la soberbia. Keiko y FP despilfarraron capital político del 20% del electorado fujimorista y 20% de los simpatizantes (40% del país). Hoy, su popularidad es de un dígito, la desaprobación supera el 80%.

Keiko y FP son los principales actores del descalabro al no haber sabido gestionar la inmensa cuota de poder. El liderazgo de Keiko confrontando con el fujimorismo tradicional no fue buena receta. FP ha ido perdiendo apoyo de sus propios simpatizantes y ha asumido el pasivo del fujimorismo sin los activos de AF (lucha contra terrorismo, manejo económico y seguridad). Los Mamanivideos dieron un golpe de gracia a PPK, pero también iniciaron la hecatombe de FP.

La población esperaba una mayor colaboración de FP con el gobierno electo, ya que los programas del Gobierno y las expectativas del electorado eran similares. Hoy pagan las consecuencias.