Economía Perú 2018: No hay cuerdas separadas

La estrecha relación entre política y economía se refleja en la proyección del PBI; la inversión privada y la confianza impactan. La inestabilidad política afecta negativamente el crecimiento; cuando hay estabilidad, incluso se superan las proyecciones. El escenario político actual luce convulsionado por la precariedad del presidente (credibilidad, bancada y gabinete que no representa la propuesta de reconciliación); entonces, pese al entorno internacional positivo, con crecimientos uniformes en EE.UU., China, Japón y UE, y buenos precios de los metales, la proyección solo llegaría a 3% o 4%. Con un estado de ánimo proconsumo, Perú en el Mundial y una estabilidad política en un entorno favorable, con una reconstrucción eficiente, obras por los Panamericanos, etc., podríamos aspirar al 6% o 7% de antaño.

Riesgos que afectarían el crecimiento alrededor del clima político y atraso en la reconstrucción pese a los esfuerzos de Quispe. PPK era percibido como un gurú de la economía, pero un 2.5% anual decepciona.

También es relevante lo que ocurre en FP, una división partidaria que podría significar una nueva geografía congresal tras la renuncia de Kenji y los ‘Avengers’ (10 en total). Al parecer AF no ha podido intermediar y ello indicaría que por la edad y/o problemas de salud no tiene la ascendencia de antes.

El gobierno de PPK ha estado inusualmente convulsionado: censura del gabinete, renuncias forzosas de ministros, una vacancia solicitada y una fragilidad del partido de gobierno en Congreso y Ejecutivo.

Desde 2014 crecemos por debajo del crecimiento mundial y de nuestro potencial, un 2.5% es insuficiente, para 2018 se calcula 3.5% (?) según lo que ocurra, lo que también será insuficiente.