¡Vulnerables!

La madrugada del viernes, una lluvia, que acumuló 13 mm, causó zozobra en gran parte de Chiclayo, llegando a interrumpir varias vías. Múltiples áreas del hospital Almanzor Aguinaga Asenjo, de Essalud, fueron inundadas, incluidas áreas críticas.

La Defensoría del Pueblo tuvo que intervenir para obligar al gobierno regional a facilitar a la empresa prestadora del servicio de agua potable un número de motobombas para evacuar el agua de las calles. Había de todo: acumulación de lluvia, afloramiento de desagües, aguas servidas y todo el menú de desastres que aparece por no tener un sistema de evacuación de aguas pluviales. Muy triste el cuadro de ver a las instituciones públicas de un estado disfuncional, como el peruano, enfrentarse entre ellas.

A cinco semanas de que se termine el verano y empiecen a irse las lluvias, la ventana de tiempo para un gran despliegue de lluvias en el norte por El Niño costero se está reduciendo y afortunadamente el evento débil difícilmente las producirá. No obstante, todavía hay más lluvias por delante y si así estamos con la primera –y que no fue tan copiosa–, el resultado será bien feo.

No aprendimos nada del 2017. La reconstrucción con cambios es una utopía. Hoy el Perú es más vulnerable.