

Como ya hemos explicado anteriormente en este periódico, el agujero de ozono que afecta el sur del planeta es de naturaleza estacional. Se forma, crece y se cierra durante cada primavera, aproximadamente.
Desde el año 1982, cuando empezamos a medir día a día la concentración de la capa de ozono que cubre nuestro planeta, hemos podido registrar el deterioro que se venía produciendo; el freno al deterioro producto de la aplicación del Protocolo de Montreal de 1987 y una gradual pero consistente reducción del agujero durante los años de este nuevo siglo.
Esto último, producto del freno que nos hemos impuesto a la producción industrial de todo tipo de gases que destruyen la capa de ozono.
Este año se ha observado una notoria disminución del agujero de ozono frente al año pasado: en su máxima expansión fue casi 30% más pequeño.
La razón: el clima antártico de este año ha sido muy cálido en la alta atmósfera donde se encuentra la capa de ozono.
No esperamos ese nivel de reducción de año a año. Lo de este año fue muy particular y se espera un aumento en 2020.
Aun así, las tendencias y medidas adoptadas hacen prever que el agujero de ozono se cierre hacia el año 2070; a los mínimos niveles en que se encontraba en 1980.