En pocas semanas llegará una Onda Kelvin cálida, la misma que tendrá que acometer la doble tarea de desplazar las aguas frías costeras y contribuir a relajar los vientos litorales, señala el columnista.  (Foto: Twitter)
En pocas semanas llegará una Onda Kelvin cálida, la misma que tendrá que acometer la doble tarea de desplazar las aguas frías costeras y contribuir a relajar los vientos litorales, señala el columnista. (Foto: Twitter)

Es interesante la dinámica que plantean las distintas variables que, interactuando entre ellas, determinan el clima estacional.

En concreto, este verano 2022 presenta en la costa peruana registros de temperaturas propios de La Niña costera. No obstante no cumplir con los requisitos técnicos (por poco, aún), el clima costero se asemeja bastante al de los veranos con aquella condición.

Esto es el resultado de una masa de agua fría que viene emergiendo en la costa ecuatorial sudamericana del Pacífico que es conocida como Onda Kelvin fría. A ello hay que sumar un activo Anticiclón del Pacífico Sur que faculta días muy ventosos, lo que, a su vez, favorece el afloramiento de aguas frías costeras.

Ese es el escenario menos favorable para que llueva tanto en la costa norte como en las cuencas intermedias de los valles costeros.

En pocas semanas llegará una Onda Kelvin cálida, la misma que tendrá que acometer la doble tarea de desplazar las aguas frías costeras y contribuir a relajar los vientos litorales. Una verdadera batalla en el Pacífico. La que será determinante para mejorar el alicaído cuadro de lluvias que enfrenta el norte en este verano de La Niña, el que viene siendo particularmente malo en precipitaciones en la sierra. Inusual.