Sin lluvias, nada podrán hacer las autoridades y población para prevenir un severo golpe económico y sanitario, señala el columnista.
Sin lluvias, nada podrán hacer las autoridades y población para prevenir un severo golpe económico y sanitario, señala el columnista.

Imágenes satelitales que diferentes portales ofrecen en tiempo real sobre nuestro territorio muestran a la selva con renovada nubosidad de lluvias y carente de incendios forestales. Por otro lado, la sierra por varias jornadas consecutivas ya exhibe una extensa cadena de nubes asociadas a precipitaciones estacionales. Algunas apariciones matutinas de mantos de nieve sobre partes de la cordillera sur y, además, una circulación del aire sobre la región; se suman a un conjunto de señales coherentes con el inicio de la temporada de lluvias 2021-2022.

Hay algunos casos singulares como el río Jequetepeque en la costa norte que han mostrado un salto importante en sus caudales más recientes. Nada es más importante en nuestro país que el despliegue oportuno en tiempo y espacio de la estación de lluvias. Sin lluvias, nada podrán hacer las autoridades y población para prevenir un severo golpe económico y sanitario.

Desde El Niño del verano de 1992 y a pesar de tener algunos años climáticamente definibles como secos, nuestra geografía no ha estado expuesta a una sequía severa. Hemos hecho poco para prepararnos para un escenario tan adverso. Ni en reservorios ni en uso de aguas subterráneas.

Con La Niña, este verano no obstante, esperamos un buen año de aguas.