Los simulacros se realizarán en tres horarios: 10 a.m., 3 p.m. y 8 p.m. (El Comercio)
Los simulacros se realizarán en tres horarios: 10 a.m., 3 p.m. y 8 p.m. (El Comercio)

Son los parámetros del último simulacro de terremoto y tsunami en Lima. Lo que ya parece una rutina, aún sigue siendo un ejercicio limitado pero necesario para algo que –con matices– va a suceder.

Según los estudios de la Marina de Guerra, un evento de esas características dejará inundada toda La Punta, el puerto del Callao, la Base Naval y la segunda pista y terminal del nuevo aeropuerto de Lima que pronto empezará a construirse.

Una característica de un desastre es la necesidad de ser asistido desde el exterior. El afectado no se ayuda a sí mismo.

Sería interesante que las autoridades indiquen –ante esa terrible eventualidad– cómo funcionaría el Gobierno con una ciudad muy castigada y con los accesos limitados. Cómo se ejercería el orden público en tanto se llevan a cabo las actividades de búsqueda y rescate de víctimas.

A diferencia de Chile, que también sufrió un tsunami, la capital del Perú llega hasta el mar y eso complica y mucho. Todas son preocupaciones incómodas pero válidas.

El Perú tiene la ingrata experiencia de la reconstrucción pública en Pisco y en el norte. Las mismas que solo agregan preocupación ante un escenario que nadie quiere, pero todos sabemos posible.