Sin ninguna duda, el acontecimiento más importante de la astronáutica ha sido la llegada tripulada, un día como ayer, hace 50 años, a la Luna.
Las noticias hoy se pierden en intrascendentes cuestionamientos a la travesía realizada e historias banales sobre lo que aconteció aquel julio de 1969.
Mis recuerdos van más atrás, a los días previos a la llegada del Apolo 8 a circunnavegar la Luna hacia la Navidad de 1968. Toda la parafernalia, noticias, juguetes y demás giraban en torno a la hazaña consumada y la que 7 meses después llevaría al Apolo 11 al Mar de la Tranquilidad.
Para llegar a la Luna se tuvieron que inventar tantas cosas de las que hoy disfrutamos. La resonancia magnética que salva muchas vidas y permite increíbles diagnósticos, las comidas liofilizadas que alimentan a millones de personas o la microminiaturización que dio origen a la computación moderna, son todas obras del ingenio humano que la misión a la Luna requirió.
El mundo renunció a la Luna como una actividad de gobiernos y hoy el espacio está siendo conquistado por el emprendimiento privado. Musk, Bezos, Branson y otros son los Kennedy de hoy que nos llevarán de vuelta a la Luna y más allá.
En el Perú seguimos castigando a los emprendedores.