URGE ACELERAR LOS TRABAJOS. La reconstrucción de las zonas que fueron devastadas por El Niño costero a inicios de año aún es lenta. (USI)
URGE ACELERAR LOS TRABAJOS. La reconstrucción de las zonas que fueron devastadas por El Niño costero a inicios de año aún es lenta. (USI)

El Niño en el norte, el mar frío que trae la riqueza pesquera, el clima templado de la costa que hace florecer una industria agroexportadora de más de US$5,000 millones y cientos de miles de empleos. Todos ejemplos del enorme impacto del clima en la riqueza y pobreza de nuestra población.

Este año, el más vulnerable sector de nuestra población socioeconómica, aquel dependiente del campo en los valles interandinos y la selva alta, está teniendo un constante y satisfactorio desempeño de las lluvias.

Desde agosto en adelante, mes a mes, los campos han venido regándose y las heladas no son noticia. La Niña debe terminar por producir un buen año agrícola para este grupo de laboriosos compatriotas.

El Estado debe estar a la altura proveyendo el soporte requerido para mantener abiertas las vías terrestres que permitan comercializar sus producciones.

Aún falta ver algo más de lluvia cruzando hacia los valles de la costa. Ello debiera pronto materializarse. Inclusive la sierra norte –a veces seca durante algunos episodios de La Niña– está viendo regularidad en las precipitaciones como pueden dar cuenta nuestros amigos de Cajamarca o la sierra de Piura y de La Libertad.

Un venturoso y unido año 2018 para todos.