Enero poco, ¿febrero loco? (Foto: GEC)
Enero poco, ¿febrero loco? (Foto: GEC)

Tras un frenético mes de aguas en diciembre a través de casi toda la sierra y selva, una vez llegada la Navidad, se desorganizaron los patrones de lluvias y vamos más de dos semanas con un importante veranillo en gran parte del país.

Las altas temperaturas que se observan en la costa norte y en la selva responden, en su mayoría, a la inusual ausencia de nubosidad por la falta de lluvias que aqueja al país. No obstante los favorables pronósticos climáticos en términos de abundancia de lluvias, en estricto sentido, el verano, desde su inicio, viene siendo pobre en lluvias.

En la climatología peruana asociamos el desempeño de las lluvias al calentamiento o enfriamiento del centro-oeste del Pacífico ecuatorial. En este momento esa zona del océano se mantiene particularmente cálida, lo que no es bueno. Tampoco es determinante.

Los modelos de precipitaciones activan algo las lluvias para los valles de la costa hacia el 14 o 15 de enero. En la práctica, el mes será pobre. Esperemos que –como dice el viejo refrán climático– las lluvias se recuperen y de enero poco, se pase a un febrero loco y que marzo y abril vengan con aguas mil y que no sean tan escasas, como para que entren todas en un barril.

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