Las elecciones parlamentarias plantean un excelente espacio de discusión –como lo debe ser el propio Congreso– de un asunto tan relevante como la acción contra el cambio climático y la construcción de una plataforma común de todos los partidos.

El calentamiento de la Tierra, la elevación del nivel medio del mar, el retroceso de los glaciares y la acidificación de los océanos son todos procesos demostrados, más allá de que nos guste o no la posición política de tal o cual.

Hoy, en el Perú, estamos frente a una campaña chata en contenidos, en la que proliferan ofertas baratas en medio de un periodismo enfocado en las formas y muy poco en el contenido.

Esta semana hemos visto eventos climáticos significativos en el país. Lluvias copiosas en las costas de Tacna, Moquegua y Arequipa han traído dolor y daños en varias poblaciones. Tarapoto registró su mayor lluvia en 24 horas (en realidad bastaron 12) desde que tiene registros y Lima alcanzó 30°C en todas sus estaciones meteorológicas en medio de un día nublado.

No es que nada de lo anterior sea imposible; es que múltiples extremos climáticos son una de las consecuencias distinguibles del cambio climático y el tema es tan importante como otros.

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