Foto: El Peruano.
Foto: El Peruano.

Hace poco, el gobierno creó la nueva Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN). A simple vista, parecería que se trata de una decisión acertada. ¡Cómo no podría ser acertada una decisión que corrija el fracaso estrepitoso de los proyectos de infraestructura del Estado, la mayoría de los cuales están ligados a actos de corrupción, coimas y sobornos, paralizaciones y abandonos, juicios y arbitrajes, elefantes blancos y muchos etcéteras más!

Pero no. El problema es que la cosa no es así de simple. La fallida Autoridad para la Reconstrucción con Cambios (ARCC) queda. Los antros de corrupción como Provías Nacional y Provías Descentralizado quedan. Los inoperantesPrograma Nacional de Inversiones en Salud (PRONIS) y Programa Nacional de Infraestructura Educativa (PRONIED) quedan. Las Direcciones Regionales y Locales de Infraestructura –que enriquecieron dolosamente a miles de gobernadores regionales y locales– también quedan. O sea, todo queda tal cual. Solo que, a partir de ahora, aumentamos el tamaño del aparato estatal y lo complicamos más… más de lo que está. Lejos de despolitizar al Estado, profesionalizarlo y hacerlo más eficiente, –una vez más– optamos por multiplicarlo y burocratizarlo, en vez de ir por la absorción, fusión o disolución de instituciones probadamente corruptas e inoperantes.

Por otro lado, la ANIN no será autónoma. Al contrario, la ANIN dependerá de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). O sea, será tan política como la PCM de turno.

Ojo. En los últimos dos años hemos tenido siete presidentes del Consejo de Ministros. ¡Y qué ministros: Guido Bellido, Héctor Valer, Aníbal Torres, Betssy Chávez…! ¿Alguien en su sano juicio cree que la ANIN –la nueva dependencia de la PCM– va a funcionar? ¡Imposible!

¿Qué va a pasar, entonces? Pues lo de siempre. Miles de nuevos burócratas ingresarán a trabajar a la ANIN. O sea, más burocracia estatal, aún. Más clientelismo político. Más gasto público. Más corrupción. Más ineficiencia. LA ANIN… A NINGÚN BUEN PUERTO NOS LLEVARÁ

¿Por qué no replicar –en la ANIN– el exitoso modelo institucional del Banco Central de Reserva (BCR)? Es decir, autonomía de verdad, independencia política de verdad, profesionalismo de verdad, meritocracia de verdad y todo lo demás.

De ninguna manera. Para muchos políticos de nuestro país, eso es como pedirle peras al olmo. Nuestros políticos –la gran mayoría– están en otra nota. A ellos solo los seduce la diosa coima. Nada que ver con servir a la población.

Así las cosas, la ANIN… a ningún buen puerto nos llevará.


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