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Redacción PERÚ21

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Enrique Castillo,Opina.21ecastillo@peru21.com

Sea por las campañas y movilizaciones, sea por la politización partidaria, sea por la polarización, sea por la confusión, o sea por la cédula misma, lo cierto es que la diferencia entre el SÍ y el NO, según un simulacro con cédula, se ha acortado, y la cosa se puede poner cada vez más incierta y los resultados se pueden tornar impredecibles.

Los que vivimos en esta ciudad vamos a participar de un proceso absolutamente nuevo y extraño para nosotros, con normas y procedimientos singulares, y con una cédula y resultados con alternativas complejas.

Por ello, ante un escenario que parece incierto y raro, nos preguntamos ¿y dónde está la Oficina Nacional de Procesos Electorales? No entendemos por qué no aparece todavía.

Hoy, en momentos en que gran parte de la población no sabe todavía cómo participará del proceso, se hace sumamente necesario y urgente que la institución encargada de organizarlo y desarrollarlo llegue rápida y eficazmente a la opinión pública para informarle y explicarle en qué consiste, cómo se desarrollará, si es obligatorio participar, cómo va a participar la población y de qué manera lo harán los miembros de mesa, cuáles son las alternativas por las que puede optar el ciudadano de Lima al momento de estar ante la cédula, y cómo se hará el escrutinio en mesa.

La parte política la llevan adelante las organizaciones que apoyan el SÍ y el NO. Allí habrá ganadores y perdedores.

Pero la parte cívica, la institucional, aquella que organiza y ejecuta el proceso, y que garantiza su eficacia y limpieza para que gane la democracia, esa es responsabilidad exclusiva de la ONPE.