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Redacción PERÚ21

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Adolfo Guevara,Opina.21aguevara@peru21.com

Los portadores del mal tienen la piel arrugada –como papiro– y un ovillo en la cabeza –como chinchón–, en el que viven los gusanos que lo causan. Los gusanos no viajan por el cuerpo pero sí se reproducen en él. A sus crías se les llama microfilarias, que son muy pequeñas y viajan por debajo de la piel produciendo escozor. El contagio es a través de la mosca negra que, al picar a un enfermo, toma sangre de este y se la pasa a otro individuo sano. En ocasiones, las microfilarias llegan a los ojos y producen ceguera. Desde 1987, un importante laboratorio ha donado ivermectina, que es un fármaco que no mata a los gusanos que viven en el chinchón, pero sí a las microfilarias. De esta forma se previene la transmisión. Con esta estrategia se erradicó el mal de la selva de Colombia en el 2007, en la de Ecuador en el 2009 y en la de Guatemala y México en el 2011. El medicamento se debe tomar, como mínimo, por tres años.