Omisiones letales

“El señor Jhonny Hans Contreras se reportó, repentinamente, enfermo y el magistrado Otto Verapinto mandó decir que estaba ocupado en otra audiencia”.
(César Campos)

En abril de 2014, la Policía Nacional, el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y representantes del Ministerio Público encajaron lo que tendría que haber sido un durísimo golpe a los intentos de Sendero Luminoso por reorganizarse: la operación Perseo. La finalidad de esta acción era probar de manera fehaciente que el Movadef era un tentáculo operado directamente desde la cúpula senderista.

Así, se allanaron las celdas de los cabecillas terroristas presos y se capturó a 28 elementos que, de acuerdo con información de la Dircote, eran parte de la maquinaria senderista. Quienes operaban en libertad estaban continuando con una de las viejas técnicas subversivas: forjar bases de poder popular; es decir, reclutar, ideologizar y penetrar grupos de influencia social para difundir el sanguinario ‘pensamiento Gonzalo’ en el Perú.

Perseo, no obstante, recabó las pruebas que pusieron en evidencia el vínculo umbilical entre el Comité Central del Partido Comunista del Perú-Sendero Luminoso –que purgaba condenas– y el nuevo Comité Ejecutivo Nacional del Movadef. Con estas pruebas sumadas a una investigación fiscal que duró casi tres años, el Ministerio Público tendría que haber podido ya poner tras las rejas a los herederos de esta piara asesina que hoy se reagrupa.

Ayer por la mañana, sin embargo, fuimos testigos de un hecho inverosímil. Cuando el fiscal se preparaba, en la Base Naval, para presentar su denuncia en contra de todos los involucrados, la sala –integrada por tres magistrados– no encontró forma de reunirse para conocer esta causa: el señor Jhonny Hans Contreras se reportó, repentinamente, enfermo y el magistrado Otto Verapinto mandó decir que estaba ocupado en otra audiencia (en la misma base).

El juez René Martínez no tuvo más alternativa que suspender la tan esperada cita. La ausencia de parte del órgano colegiado la postergó hasta nuevo aviso después de cuatro años de espera. Desde esta redacción nos preguntamos qué puede ser más importante que atestar un golpe contra la organización criminal que más daño le ha hecho al Perú en toda su historia. Cómo es posible que, frente a nuestras narices, Sendero Luminoso empieza a recobrar bríos para volver con la anacrónica lucha de clases y la violencia política. La omisión, en este caso, es cómplice.

Invocamos airadamente al Poder Judicial a que enfrente a este escurridizo y cruel enemigo de la paz, la libertad y la república. La guerra está avisada.

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