(Jesus Saucedo / @photo.gec)
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La llegada de la segunda ola de la pandemia del COVID-19 al Perú fue reconocida oficialmente por el presidente Francisco Sagasti con el anuncio de un nuevo paquete de medidas biosanitarias que inevitablemente endurece el rango de las restricciones sociales para la ciudadanía. Las cifras de contagios, que ya venían elevándose desde hace semanas, saltaron de lo que se percibió como un rebrote a la categoría de peligro inminente.

Con las camas UCI en hospitales y clínicas locales prácticamente a tope, las nuevas disposiciones del gobierno y el Minsa apuntan a contener una ola que comenzó a crecer con las celebraciones de Navidad y Fin de Año, pero que puede llegar a dimensiones catastróficas con el verano, que recién vive su primer mes.

Toca mirarse en el espejo europeo, donde el virus, hacia el primer semestre del 2020, parecía prácticamente controlado, hasta que con los fastos de la temporada veraniega –concurridas fiestas y campamentos al aire libre, aglomeraciones playeras, reapertura de bares, circulación de bebidas espirituosas– se les vino encima una avalancha de contagios y muerte que volvió a poner a numerosos países en alerta roja, con o sin vacuna.

La economía peruana no resistiría otro confinamiento total, draconiano como el que el avance del patógeno ha obligado a decretarse en Inglaterra, Alemania, Países Bajos, Irlanda, Portugal e importantes ciudades de Italia, Francia o España. Hoy más que nunca, la ciudadanía tiene la obligación de asumir su responsabilidad con rigor indesmayable: estamos arribando a niveles de contagio ya similares a los de las primeras semanas de la pandemia. Y de la emergencia solo podremos salir juntos.

Así como el Gobierno, el Minsa, deben redoblar esfuerzos de comunicación sobre la amenaza en ciernes, con campañas claras y directas que lleguen a todos los rincones del país, nosotros debemos, una vez más, concentrarnos en los cuidados esenciales: evitar aglomeraciones (incluso al aire libre) o reuniones con gente que no sea de nuestro núcleo familiar inmediato, la mascarilla bien puesta al salir de casa, distancia social, lavado de manos.

El Perú no puede darse el lujo de caer en otro confinamiento. Evitarlo, cuidándonos, es tarea de todos y cada uno de nosotros.

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