Autoridades del Ejecutivo y los municipios buscan llegar a un consenso sobre los protocolos que deberá seguir la ciudadanía para asistir a las playas. (Fotos Jesus Saucedo / @photo.gec)
Autoridades del Ejecutivo y los municipios buscan llegar a un consenso sobre los protocolos que deberá seguir la ciudadanía para asistir a las playas. (Fotos Jesus Saucedo / @photo.gec)

La preocupación por la posible prohibición del uso de las playas se hace más fuerte ya que el ministro de Defensa declaró a los medios de comunicación que las playas no son prioridad pues no contribuyen a la reactivación económica. La traducción sería que si eres consumidor, todo bien, pero si eres ciudadano, todo mal.

Estamos viviendo una pandemia que nos supone restricciones importantes. La prioridad, por supuesto, es la salud de las personas. Nos pidieron quedarnos en casa y, aunque algunos lo lograron, muchos no lo resistieron. Ahora deberíamos pasar del #QuédateEnTuCasa al #QuédateEnTuBarrio, pero al igual que gran parte de las viviendas son precarias, la mayoría de los barrios también lo son. ¿Tienen nuestros barrios parques y plazas de calidad? ¿Tienen siquiera veredas, y si las hay, estas son amplias y sin huecos?

Una gran ausencia en la atención a la emergencia ha sido la poca importancia dada a los espacios públicos que no solo no murieron por el COVID-19 (aunque estuviesen restringidos en la cuarentena), sino que se han vuelto más valiosos que nunca. Hoy el espacio público tiene usos más intensivos y distintas formas de ser usado. Además, está comprobado que el riesgo de contagio en lugares abiertos es reducido, por supuesto cumpliendo con el uso de mascarilla, distanciamiento físico y evitando las aglomeraciones.

Entonces, el camino fácil es cerrar las playas. Pero, ¿van a cerrarlas todas o solo aquellas que tengan muchos visitantes? Y si optan por la prohibición, ¿se atreverán a cerrar también las playas de los condominios de Asia? La mejor solución sería que el gobierno diseñe directrices para la apropiada gestión de los espacios públicos abiertos incluyendo las playas (y de paso que se reabran los parques zonales –¡psst!, alcalde de Lima–).

Desde Ocupa Tu Calle, sugerimos que las playas que suelen tener gran afluencia deberán ser gestionadas con aforos limitados y turnos (incluso con reservas vía web usando el DNI para evitar reventa), con ingresos y salidas específicos, y con espacios distribuidos para garantizar la distancia. Además, para darles en la yema del gusto a quienes hablan de la reactivación, se podrán activar los negocios de verano (cumpliendo los protocolos) para atender pedidos de forma ordenada y autogestionaria (por ejemplo, vía celular). ¿O acaso la economía del verano no es tan importante como la de los centros comerciales?

La nueva vida nos trae una forma distinta de disfrutar nuestros espacios públicos, mas no los anula. Sí, gestionar es chamba, pero gobernar es chamba, ¿no?

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