(Presidencia de la República)
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La explicación de Jaime Yoshiyama respecto a cómo obtuvo US$800,000 para la campaña fujimorista es poco creíble y contradictoria. Pero si el fiscal del caso no acredita que Jorge Barata dio el dinero a Yoshiyama, se le complicará la verificación. Con la lideresa de Fuerza Popular en cana, el fiscal no tiene prisa en demostrarlo. Recordemos que Barata declaró que no tiene pruebas de ello.

Cosas de la vida, la misma ignorancia de Keiko Fujimori sobre los aportes a su campaña la tuvo Mario Vargas Llosa, su antípoda cabal. Este escribió que pidió expresamente a sus correligionarios no saber nada sobre la proveniencia del dinero de su millonaria campaña electoral. Por sus dichos los conoceréis.

El fiscal del caso Keiko Fujimori solo quiere construir, si es posible a patadas, una organización criminal, que se resume en conseguir prisión provisional por 36 meses para quien le convenga y contar ese tiempo para construir la ‘criminalandia’ de sus sueños.

Basta el dicho de un delator para pedir chirona. Vale todo, el congresista Reátegui es testigo protegido, no está investigado, su esposa y familiares sí.

Delata a sus partidarios, pero es participante de los hechos. Debería ser colaborador y para ello levantarle el fuero. Otro testigo suelta que el esposo de Keiko Fujimori compró vehículos con ‘la plata que sobró de la campaña’ (los compró por leasing) y ya le abrieron investigación, también a 500 almas más.Ojo al piojo, si Uruguay mira las audiencias donde condenan a gente como cancha con argumentos fantasiosos, quedará estupefacto con este desaguisado disque judicial. Lo más desopilante es cuando juez y fiscal subrayan con cierta seriedad que el partido no es una organización criminal sino que, Fuerza Popular, fue infiltrado por una. Es decir la ‘capi di capis’ es Keiko Fujimori, que se infiltró a sí misma.

Otra ‘prueba gran’ de la organización criminal es que tiene una estructura vertical. El fiscal y el juez no quieren que los partidos funcionen como tales, sino como un ‘Wodstock’ permanente. Pero para tramitar la apelación de Keiko Fujimori actúa con pachocha. Le impone a la prisionera hacer su cola porque le falta sentenciar a 50 más. Un juez injusto, tanto que el defensor del Pueblo lo reconviene. Por sus inacciones los reconoceréis.

El presidente pide “no confundir persecución política con lucha anticorrupción” sin aceptar que a quienes más se ‘combate’ o persigue es a sus opositores. A otros investigados, Barata los delató puntualmente, están tranquilos como operados. Por sus obras los reconoceréis.