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Con un registro de alrededor de 7 millones de contagios y 400 mil muertos contabilizados hasta la última semana, el COVID-19 sigue su curso fatal en el mundo. En algunas naciones, que, aparte de China, donde se originó el virus, tempranamente se infectaron, la pandemia ha comenzado a ceder y se encuentran ya en los primeros tramos de la reapertura de su vida económica y social. Pasos adelante que desde luego se dan con muchísima cautela, pues en no pocos de estos territorios, que paulatinamente se van “liberando”, la posibilidad del rebrote está siempre al acecho.
Paralelamente, instituciones de salud de diversos países –especialmente aquellos con disposición de recursos y tecnologías de punta– han venido estudiando el patógeno desde que su secuencia genómica pudo ser aislada en un laboratorio, en busca de una vacuna, que de momento es esquiva a los hombres de ciencia. Hablamos, de hecho, de una vacuna que pueda ser aplicada universalmente, con eventuales efectos secundarios minimizados y debidamente testeada en variedad de grupos humanos, no de fórmulas cuyos resultados dependen del azar o puedan dejar secuelas nefastas en la salud de quien las ingiera, ya que los estudios que se han realizado sobre ellas no llegan a ser concluyentes, como ocurre con la hidroxicloroquina o la cloroquina.
Pero lo cierto es que las investigaciones y pruebas están avanzando y se calcula que hacia el cuarto trimestre de este año se dispondrá de una vacuna ya debidamente probada y que cuente con el respaldo de la comunidad científica internacional.
Tratándose del octavo país con mayor número de infectados en el planeta, el Perú debería, entonces, empezar a moverse de inmediato para estar entre los primeros países que reciban las dotaciones de esta posible vacuna cuando sea corroborada y distribuida oficialmente. Y para ello, como han sugerido ya dos conocedores en Perú21, debería conformarse una comisión que comience a hacer los trámites internacionales respectivos, como ya han hecho gobiernos de otras naciones, tocando la puerta de los laboratorios con los prospectos más avanzados.
No sería aceptable en modo alguno dormirse o dejarse atrasar en este tema.