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Redacción PERÚ21

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Ariel Segal,Opina.21 Arielsegal@hotmail.com

En 1939 Frank Russell Capra dirigió el film Mr. Smith Goes to Washington (titulada en español con el curioso Caballero sin Espada), en el cual un honesto e ingenuo joven reemplaza a un recién fallecido senador en el Congreso de Estados Unidos y descubre cómo los políticos están sujetos a lobistas que "secuestran" a esa institución al servicio de ambiciosos y, a veces, corruptos, intereses.

En "_Mr. Smith…_", el protagonista se familiariza con una extraña atribución que los parlamentarios utilizan para prevenir que un proyecto sea sometido a votación y consiste en dar larguísimos discursos sin otorgar el permiso de palabras a los demás. Este recurso legislativo se conoce como filibuster y se introdujo en el siglo 19 para garantizar el derecho de las minorías parlamentarias a debatir sin que la mayoría los obligue a aprobar leyes sin profundizar sobre sus contenidos y consecuencias. Como suele ocurrir en política, lo que se creó con un fin positivo se tergiversó y hoy se ha convertido en un instrumento abusivo, como lo demuestran varios republicanos que aplican el filibuster para no aprobar el presupuesto de la reforma de salud de Obama ('Obamacare'), sancionado hace dos años por el Congreso y senado, y luego ratificado por la Corte Suprema de Justicia.

La semana pasada el senador republicano Ted Cruz, decidió bloquear esta votación hablando durante 21 horas, acercándose al record de Strom Thurmond, con más de 24 horas, quien se oponía a la reforma de la ley de los Derechos Civiles de 1960.

De acuerdo a la ley, la única manera de detener a un filibuster es cuando un 60% de los representantes de la Cámara así lo deciden, pero todos los republicanos aprobaron la jugada de Cruz. Así las cosas, los filibusteros republicanos han logrado votar más de 30 veces para derogar, retrasar o eliminar la financiación del 'Obamacare'.