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Redacción PERÚ21

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Carlos Tapia,Opina.21ctapia@peru21.com

Era la demanda de todos. De la izquierda, la derecha y de los demás. Hasta de los propios militantes nacionalistas que exigían mayor presencia en el Ejecutivo. Pareciera que la zanahoria fue escogida en Tarapoto pero el palo en el BID. Es que ya nos estamos acostumbrando a las bromas pesadas del presidente Humala, la del "modelo ya cambió" (sin que nos demos cuenta y tampoco el MEF) es de Ripley. Sus declaraciones acerca de que "nuestro norte no es el crecimiento sino la inclusión" y que "incluimos para crecer y no crecemos para incluir" parecen ser las bases de su nuevo modelo. También, la conformación de un nuevo Gabinete, en reemplazo del anterior con varios ministros que cargaban un cúmulo de errores y algunos otros con un gran pasivo.

Igual que Alan García con Yehude Simon, Humala se decidió por un reelegido presidente regional, calificado como de buen rendimiento por el porcentaje de los gastos de inversión, y de ser dialogante con todos los sectores. Igual que Simon, iniciado en la política desde la izquierda radical (la Unidad Democrática Popular, UDP, en el San Martín de los años 80, controlaba el Frente de Defensa dirigido por Lucas Cachay, acusado de pertenecer al MRTA y hoy asilado en Canadá).

Curiosamente, en los últimos tiempos, conforme la figura de César Villanueva era valorada por fuera de San Martín (particularmente por su posición abierta y moderada desde la presidencia de la ANGR), su movimiento Nueva Amazonía se resquebrajaba y se hablaba de que César Villanueva buscaba ya ser candidato al Congreso.

En fin, ojalá que le vaya bien. Muchos somos los que esperábamos un premier con peso propio, y que al inaugurar su gestión, como dice la Constitución, presente al presidente la propuesta de los miembros de su Gabinete. Felizmente convenció al presidente Humala de mantener a todos, y solo le aceptó el cambio de la ministra de Educación.