"Los fueros competentes y la historia serán los responsables de juzgar la legalidad de lo acaecido el lunes". (Foto: Congreso de la República)
"Los fueros competentes y la historia serán los responsables de juzgar la legalidad de lo acaecido el lunes". (Foto: Congreso de la República)

En las últimas horas del lunes las bases de nuestra democracia sufrieron una fractura, una rajadura que comenzó a extenderse por todos los cimientos de nuestras instituciones, abriéndose paso a medida que sumía a todos- ciudadanos y autoridades- en un pozo oscuro de incertidumbre.

Aquí no hay victoriosos. El orden y la estabilidad han sido las primeras víctimas de este desbarajuste y lo más triste, su extinción fue televisada: puertas que no se querían abrir, irrupciones forzadas, juramentaciones apresuradas, congresistas y ministros discutiendo en pleno hemiciclo y la expectación ciudadana por saber a qué bando respaldarían las FF.AA. En definitiva, el primer sabor de implosión institucional y democrática para las nuevas generaciones.

Este es tan solo otro jalón en nuestra historia, un capítulo tenebroso que ya se perfila como uno de los más polémicos del siglo XXI y que segmentará en grupos opuestos a futuros políticos, constitucionalistas y ciudadanos de hoy en adelante. Una etiqueta original, por así decirlo.

¿Hay que ser agradecidos de algo? Sí, debemos reconfortarnos en saber que esto pudo ser el comienzo de una debacle. En la madrugada del martes, la incertidumbre levantaba sospechas de que las Fuerzas Armadas podrían entrometerse, lo que hubiera descarrilado a nuestra nación hacía el abismo. La estampa de Vizcarra en Palacio junto a los altos mandos de las FF.AA. ha sido desafortunada y nos pinta como un verdadero país bananero.

Lo importante ahora, al margen de si vivimos en una dictadura o si la disolución fue constitucional, es volver a los cauces democráticos lo más pronto posible para así tener una agenda meridiana y poder proyectarnos como país. Los fueros competentes y la historia serán los responsables de juzgar la legalidad de lo acaecido el lunes. Reconozcamos entre todos que estamos en un campo gris; rechacemos los extremos, tanto a los que denominan esto como un golpe, como los que en su fuero interno están convencidos que esto ha sido completamente legal.

Los férreos opositores al fujimorismo, a saber, todos los grupos de izquierda y algunos personajes mediáticos, cuyo sesgo y desprecio por los naranjas los han llevado a convertirse en elementos poco confiables, han sido los catalizadores de este derrumbe, al exacerbar la realidad tiñéndola con sus convicciones y al compartir memes y tweets desafortunados. En vez de apelar al consenso y al diálogo, por más imposible que este pudiera parecer, decidieron dinamitar toda posibilidad al cosechar el miedo y a la confrontación.

Por supuesto, Fuerza Popular se ha ganado a pulso el desdén casi religioso que le expresa gran parte de la ciudadanía, al haberse convertido en una rémora institucional, cobijando elementos recalcitrantes y vergonzosos, llevando a límites inusitados la constitución y haber obrado en contra de la buena praxis. Pero su mayor pecado ha sido el de regalarle un asidero a la izquierda para vapulear a sus enemigos tradicionales y sembrar en el subconsciente ciudadano que el fujimorismo es la derecha de nuestro país.

En enero se celebrarán elecciones y todo hace prever que la izquierda de Verónika Mendoza y Marco Arana canjearan en las urnas su nuevo músculo político. Cuántas curules obtendrán, es casi imposible predecir pero más de lo que recientemente tuvieron, seguro.

Si los indecisos y los defraudados por el fujimorismo piensan que Fuerza Popular ha abusado de su mayoría parlamentaria, una probable mayoría de izquierda en el Congreso (porque en el Perú nunca se sabe) podrá deleitarnos una vez más. Permitiéndome hacer un poco de contra historia, ¿ustedes creen que de haber tenido Nuevo Perú o el Frente Amplio mayoría en el Congreso, no hubieran utilizado toda su fuerza para confrontar a “la derecha abusadora y títere de la Confiep”? ¿Qué no hubieran utilizado todos los trucos e hilvanado ardides complejas, como lo hizo el fujimorismo, para obstaculizar a un gobierno de derecha liberal?

No es conveniente ir a un adelanto general de elecciones. En estos momentos de efervescencia y embriaguez, donde los sentimientos están a flor de piel, mucho me temo que el nuevo escenario podría ser el resultado, no de un voto concienzudo sino más bien de una deflagración emocional. Este nuevo Parlamento será un “teaser” de lo que podríamos ver en el 2021 y a lo que tendremos que atenernos.

Esta semana el Perú se ha sentido vacío, falto de brío. Aunque la conmoción y el júbilo han caracterizado los últimos días, a los que en el fondo nos importan las formas y amamos a nuestro país sabemos lo doloroso que será este proceso. No hay nada allá afuera, más que un futuro incierto.

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