Ninguno podrá solo
Ninguno podrá solo

Las epidemias constituyen un evento extintivo sobre grupos poblacionales vulnerables a los virus que las generan. Esta vez tocó con los adultos y principalmente hombres. Los que llevan el pan a la mesa generalmente.

Quien piensa que esto termina con las vacunas está muy equivocado. La epidemia ha revelado radiográficamente las fracturas en nuestra sociedad.

El Perú ocupa un deshonroso papel en todas las aristas de esta catástrofe: mala gestión, pésimo servicio de salud, altísima mortalidad, carencia de vacunas, sumados a un Estado y economías devastados que solo reflejan el peor de los impactos: decenas de miles de familias con muertos a cuestas y el terrible impacto en salud física y emocional que cargaremos por delante.

Necesitamos líderes. Ninguno de los candidatos ofrece tal liderazgo. Todos practican la suma cero. Solo yo y no el resto. Algunos ofrecen refundar el país.

Por si no hemos entendido, hemos perdido una gran guerra. Suponemos en más de 100,000 los fallecidos, según data del Minsa vía Sinadef, cuando esto se controle. Momento que está a muchos meses de distancia.

No hay otra forma para reconstruir el país que no sea un pacto social entre todos los que pretenden sentarse en Palacio el 28 de julio y la sociedad organizada.

Ninguno podrá solo.

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