(GresslerOjeda/Perú21)
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Complicado esto de La Niña y El Niño. El año pasado, uno abría una página web sobre el clima y se hablaba de La Niña mientras la costa peruana sufría los duros embates de El Niño.

Justamente, esta disparidad de ver a los dos hermanos juntos obligó a nuestras autoridades científicas a distinguir los eventos de calentamiento y enfriamiento anormales de nuestras aguas costeras (El Niño y La Niña costeros), de los eventos que suceden en todo el resto del Océano Pacífico, entre Indonesia y las Islas Galápagos.

Bueno pues, este verano ha estado marcado por una débil edición de La Niña en el océano y una versión algo más fuerte en la costa.

Se espera el pronto final de ambas mientras un enorme torrente de aguas más cálidas que lo habitual, provenientes de Indonesia (onda kelvin cálida), empiece a emerger entre Galápagos y la costa de Ecuador y Perú. La consecuencia: pasar desde un verano más frío que lo normal hacia un invierno muy ajustado a lo normal.

El único riesgo que corremos es que los vientos en la costa (contrario a lo que está sucediendo) se debiliten permitiendo un calentamiento moderado del mar. Posibilidad existente –pero menor– que puede impactar en el agro y pesca.