A propósito de la Semana Santa, si hacemos un símil con lo que sucede en nuestro país, podríamos afirmar tranquilamente que estamos viviendo un vía crucis con las 14 estaciones y a la espera de la decimoquinta. Justamente, esta última representa la resurrección, que todavía está muy lejos para nuestro país en medio de tanto escándalo de corrupción y teniendo a los poderes del Estado capturados por gente lumpen de la política, quienes no han dudado en desestabilizar el Perú, desde el sistema de justicia hasta la destrucción de la institucionalidad del país.
Ni en las fiestas de Semana Santa hemos tenido la tranquilidad para que la población pueda aprovechar los feriados para tener paz y reflexionar sobre las perspectivas que tiene el Perú de cara al futuro. Cada vez más incierto, este se agrava con todo lo que se está viviendo, teniendo a los principales poderes del Estado desbocados y direccionando para beneficio de los congresistas y el propio gobierno de Dina Boluarte.
No ha parado la ola de violencia estructural en las calles, a tal extremo que han vuelto a balear un bus de transporte público con una ráfaga de balas. Por suerte, no hubo víctimas fatales, pero sí es un mensaje contundente del hampa, el cual está enseñoreado por la inoperancia y la incapacidad funcional de las autoridades, que ni saben qué deben hacer para enfrentar esta espiral de violencia en que nos ha sumido la delincuencia después de las nefastas gestiones del Gobierno.
El que sí ha resucitado de entre los muertos políticos es el exministro Santiváñez. Él ha regresado al país para asumir el “cargo inventado en Palacio” de jefe de la Oficina General de Monitoreo; puesto a dedo por la presidenta para que forme parte de la corte que gobierna en realidad al país. Es tan obscena la designación del cargo que no existía y ha sido impuesta por decisión de la propia Boluarte que comete otra evidente infracción constitucional, la que fácilmente sería causal para su vacancia. Pero olvídense, el Congreso es cómplice de Boluarte, por lo que cometen hasta este tipo de barrabasadas.
Los impresentables que tenemos de congresistas han vuelto a salirse con la suya. Ni en Semana Santa han perdonado, porque han desaparecido, para felicidad de los delincuentes, la figura de la extinción de dominio, que garantizaba al Estado disponer de los bienes mal habidos, obtenidos a través de actos delincuenciales. Ahora utilizarán estos bienes ilegales para defenderse y voltear la justicia.
