(CM& Televisión)
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La desmovilización de los paramilitares durante el gobierno de Álvaro Uribe trajo como consecuencia el surgimiento de bandas criminales que, dejando atrás la lucha antisubversiva, se dedicaron principalmente a actividades ilícitas.

De ahí que, finalizado el proceso de paz entre el Gobierno colombiano y las FARC, resulta importante preguntarse ¿quién va a dedicarse al rentable negocio del narcotráfico, que estaba en manos de esta organización terrorista en el sur de Colombia, en su momento, territorio de influencia de las FARC?

Considerando las dificultades geográficas de la frontera entre Perú y Colombia, la poca presencia del Estado peruano en esa región, y siendo un problema que afecta a ambos países, es natural que surja en Perú cierta inquietud por el futuro de esta actividad ilegal en Colombia, más aún por tratarse de territorios colindantes.

Por ello, no sorprende que a partir de algunas denuncias y seguramente trabajo de inteligencia, el Estado peruano haya decretado el estado de emergencia en la provincia del Putumayo (que abarca la mayor parte de la frontera con Colombia) y llevado a cabo un megaoperativo que incluyó a altas autoridades y cuyo resultado confirma la existencia de estas redes ilegales en territorio nacional.

Un aspecto adicional a considerar es que, ante el aumento de las hectáreas cultivadas de hoja de coca en Colombia y la próxima toma de posesión de Iván Duque como nuevo presidente, se espera un mayor accionar de las fuerzas del orden colombianas para hacer frente a este flagelo. Esto podría originar que el narcotráfico proveniente del país vecino expanda su accionar hacia el territorio peruano, frente a lo cual debemos estar atentos a través de una mayor presencia y cooperación bilateral.