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Redacción PERÚ21

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Carlos Basombrío,Opina.21Una crisis ministerial auto generada y que deja más débil al gobierno.

A Villanueva, una persona respetable, no lo dejaron hacer nunca nada. Cada vez que quería hacer cambios lo mecían y le daban largas.

Ya estaba hundido en la nada (13% de aprobación según GFK), cuando la todopoderosa primera dama aprovechó la ausencia de Ollanta Humala y –con o sin su anuencia– desautorizó al Premier. Villanueva intentó minimizar las cosas diciendo que eran opiniones externas al gobierno y ella contraatacó, llevando a un somnoliento ministro de Economía a la TV para qué desmienta al Premier, obligándolo a renunciar. El tema del sueldo mínimo es un pretexto para deshacerse de un Premier que habría sido muy pedilón para los estándares de la señora.

Nadine ganó, pero Ollanta perdió. La imagen presidencial queda más magullada y la sensación de que quien gobierna es su esposa ha crecido más. Con 21% aprobación (GFK) y ya desperdiciado el capital político de La Haya en el aumento salarial a los ministros, el gobierno no estaba para nuevas crisis.

Como reemplazo han tenido que recurrir a alguien de entre casa, ya que cada vez hay que tener menos sangre en la cara para aceptar ser ministro –y más aún Premier– de un gobierno en el cual los tratan como monigotes.

En un contexto en que el Congreso de la República se vuelve más difícil de manejar el voto de confianza va a ser más complicado. Las fuerzas de oposición lo van a pensar dos veces y las prebendas para obtener el apoyo de las bancadas satélites e incluso de la de gobierno, van a tener que ser más grandes.

En suma, un gobierno que sigue perdiendo el tiempo que le queda para solucionar problemas reales, creando escenarios artificiales que le regresan como bumerán.