(Foto: Presidencia del Perú)
(Foto: Presidencia del Perú)

El esperado mensaje a la nación del presidente Castillo llegó ayer con más pena que gloria. La ciudadanía esperaba un pronunciamiento claro sobre los cuestionamientos graves a varios de sus ministros, sobre el maltrato verbal de su premier a una congresista, sobre la designación de un jefe no idóneo en la DINI y en especial sobre medidas concretas para reactivar la economía. Pero esos temas se limitaron a brillar por su ausencia.

Y, por el contrario, aparte de llover sobre mojado respecto a temas diversos, repitió el anuncio de medidas que hasta el menos avisado conocía ya de antemano y que, en opinión de los expertos, no solucionan para nada las necesidades más urgentes de los ciudadanos de a pie, como el ingreso del balón de GLP al Fondo de Estabilización y la entrega ciega de bonos de 350 soles a 14 millones de peruanos cuando en esta etapa de la pandemia lo que se necesita es la reactivación del aparato productivo y las medidas para promover la inversión privada, que, por supuesto, tampoco figuraron en su discurso.

En cuanto a la pandemia, en lugar de garantizar la compra de más lotes de vacunas y que lleguen a tiempo las ya contratadas desde la anterior gestión, se lanzó con la propuesta de ir a un acuerdo comercial con la Rusia de Vladimir Putin (¡qué predilección por los vladimires!) para construir una planta en territorio peruano, que, como bien ha señalado el exministro Ugarte, demoraría entre tres y cinco años instalarse y con una inversión millonaria. Más que una salida para combatir la plaga, pareciera una oportunidad para toda clase de indeseables negociados.

Las palabras presidenciales, de tan livianas o huecas, se las llevó el viento (o el Sputnik) y la ciudadanía se quedó una vez más sin respuestas sobre temas medulares. Y mientras Castillo se alejaba muy ufano del telepronter de donde había leído su mensaje vacío, el dólar y el precio del gas retomaban su curso ascendente, para espanto de las familias peruanas, con las que, cuando era candidato, solía llenarse la boca.

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