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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Pareciera que toda América Latina estuviese entretenida en sus propios problemas: Argentina y el "suicidio" del fiscal Alberto Nisman, Brasil y la corrupción en Petrobras, Colombia y el Diálogo de Paz en Cuba, México y los de-saparecidos de Iguala, Venezuela y la crisis derivada de la baja en los precios del petróleo, y por supuesto, el Perú y el affaire "Belaúnde Lossio" y la ley "Pulpín".

Todos esos problemas concentran la atención de los gobiernos, los políticos, los medios, la opinión pública y hasta las redes sociales, y adquieren la primera prioridad en toda reunión, desde las de negocios hasta las familiares.

Mientras tanto, el resto del mundo sigue avanzando. Los nuevos materiales ya son una realidad y las baterías de grafeno harán posible que los automóviles eléctricos se difundan rápidamente en el mercado al tener una autonomía de 500 km (similar a un tanque lleno de gasolina). Mala noticia para Evo Morales, quien aún sigue negociando la explotación del Salar de Uyuni, el mayor yacimiento de litio del mundo. Para cuando decida con quién se va a aliar, ya la tecnología habrá encontrado un sustituto mejor y más barato.

Y es que en América Latina nos hemos acostumbrado a perder el tren de la historia. Y nuestro país es un buen ejemplo de ello: guano, salitre, caucho, son algunos de los recursos que no supimos aprovechar en su momento. Mucho se habla del potencial de nuestra biodiversidad, que "la Amazonía es la farmacia del futuro", etc., etc. Hoy con la biotecnología sintética, ya se puede copiar y superar lo que la Naturaleza ha logrado tras millones de años de evolución.

La tecnología avanza a pasos agigantados cada día, pero los latinoamericanos vivimos en una burbuja pensando que todo sigue igual. El año 2021 tendremos un mundo muy distinto al actual. Pero a nosotros los peruanos eso no nos preocupa, pues estamos concentrados en planear cómo celebraremos nuestro Bicentenario de la Independencia.