El Mundial y una mejor normalidad. (EFE)
El Mundial y una mejor normalidad. (EFE)

Nací en el 71. Nuestro país había ido al Mundial del 70. Fue al del 78 y 82. Ir al Mundial era normal cuando era chibolo. Que nos canasteen también: 6-0 contra Argentina y 5-1 ante Polonia, incluso después de una gira europea impresionante.

Discrepo radicalmente de quienes recuerdan el Perú previo a Velasco como ejemplar. Nuestro país estaba dominado por mercas, que ponían o paraban presidentes. La población rural era igual que la actual, aunque vivía en un apartheid mucho más injusto.

Velasco nacionalizó de todo, con la burda idea del capitalismo de Estado. Arrasó con la tierra, con la misma estrategia de Sendero. Copió a Tito para la organización comunal, cuando acá había una tradición milenaria.

Abimael ensangrentó nuestro país, asesinando brutalmente políticos y autoridades, especialmente en la sierra. Parte de la reacción del Estado fue similarmente brutal y contraproducente.

Alan hizo que los precios se multiplicaran por 21 mil en cinco años, desapareciendo los sueldos de los servidores públicos y muchos otros. Precarizó el Estado. La informalidad subió de 25% a 60% del PBI. Eso sí, democratizó la coima.

En 1990 se inició un ambicioso proceso de reformas de mercado, detenido por la corrupción y parcialmente revertido. Hasta hace solo algunos años, el bienestar aumentó de manera considerable.

Creo que el paralelo es obvio. La clasificación es solo otra expresión de un país que regresa a la normalidad, una mejor. Una normalidad de un país más integrado, estable, y donde los chicos se fijan metas de mediano plazo. Los mayores de la selección nacieron antes del desastre alanista. Constantino Carvalho vio la oportunidad que tomaron Paolo y Jefri. Los demás vivieron en un mejor Perú.

No volveremos a saltar al abismo. Pero tampoco podemos seguir siendo tan complacientes y mal hechos. Nos complicamos hasta los mundiales.